miércoles, 5 de mayo de 2010

Sanity

En incontables ocasiones me he dado cuenta que tu no estás hecha para vivir en este mundo, que cansancio, con esa cabeza tuya tan complicada, tan llena de autoengaños, buscando y huyendo siempre, queriendo... pero no, probando bocas y sueños que no te pertenecen, sabores y conversaciones, lecturas y lugares. Tan ingenua, tan libre y tan atrapada, siempre arriesgando... pasándote por el arco del triunfo algunas veces a ti misma, y tratando incansablemente de no llevarse a los de junto de paso, desde que lo aprendiste (a madrazos claro) que de pronto se va por la vida hiriendo y siendo egoistas, autoengañándose con las ilusiones de paso, con las primeras personas que te escribieron alguna carta, que te besaron, que te tocaron y te recorrieron, el romanticismo y la cursileria de las ilusiones, la idealización, el apego... ese puto apego.

Tantas veces que creíste estar en el camino correcto, siempre buscando... en un tren, de un país a otro, en mundos que no existen, en la irrealidad, en las personas cultas, en las interesantes, en las que tuvieran una carita bonita, en el reconocimiento de las autoridades, en la aprobación de tu familia, de las familias de otros, en la espontaidad, en la confianza, en los que hablan con otro acento, otro idioma, pero sobre todo: otro lenguaje.

Y seguirás y seguirás, encontrando y reencontrando a los que te agraden sus besos, a los que te saquen de la realidad, con los o las que puedas compartir una tarde lluviosa platicando de pendejadas, o de filosofía.

No quieras huir ahora, no quieras decir ya no le entro, no te detengas... aunque te cague eso de ti misma, es lo que te hace seguir buscando y encontrar, conocer, respirar. Pero recuerda siempre, que cuando uno sabe... no puede hacerse ya pendejo, ya no se vale.

Estructura, construye una y otra y otra vez, la seguirás cagando, seguirás pensando que algo o alguien es la hostia, siempre pasa... y luego, todo pasa... al final, todos sabemos siempre lo que es real y lo que no es real, tu ya no te haces pendeja tan fácilmente.

Escribe todo, tranquila, con calma, con tiempo para ponerlo tal y como lo
piensas, sin manchones de depresión, enojo, obsesiones, ansiedades o
reclamos, simplemente una visión clara y cristalina de lo que cada vez
serás más tu. Sigue luchando por ser congruente, acéptate con lo sensible que estas, continúa definiendo los caminos que tomaste, sigue de frente, no te desvíes (que eso es muy fácil), estáte tranquila, porque al final, sabes más o menos lo que quieres y sobre todo, sabes lo que no quieres, antes, sólo sabías tenías la última parte. Cuidate, no te pongas solita donde hay riesgos e intereses psíquicos, que las facturas después, como sabes, son cabronas. Aprende, compara, las ilusiones, siempre serán ilusiones, levanta los pies de la tierra de vez en cuando, sí, pero al final, el cansancio y la realidad te llamarán, un día, de pronto, después de tiempo, de vivencias, te dirán: hey hora de ponerse los zapatos. Date chance, siempre al final, uno encuentra, y después se ríe de la inocencia y los velos con los que se miraban las cosas.

Que chistoso, justo hoy, te escribo, después de escuchar precisamente ese disco (con esas letras que dicen tanto en tan poco) que me hacen de mover fibras que no se habían movido hace tanto.... respira... otra vez.

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