jueves, 23 de julio de 2009

Casos de la vida real

Había ingresado al hospital aquella mañana para unas pruebas, no tenía ningún problema, pero los neurólogos, al comprobar que tenía la pierna izquierda “holgazana” (ésa habían sido la palabra exacta que había utilizado) creyeron oportuno ingresarlo. Se había sentido perfectamente todo el día y al atardecer se había quedado adormilado. Cuando despertó se sentía bien también, hasta que se movió en la cama. Entonces descubrió, según sus propias palabras “una pierna de alguien” en la cama… “una pierna humana cortada, era horrible” al principio se quedó estupefacto… jamás en su vida había experimentado, ni imaginado siquiera, algo tan increíble. Tanteó la pierna con cierta cautela. Parecía perfectamente formada, pero era “extraña” y estaba fría. De pronto tuvo una inspiración. Ya sabía lo que había pasado: ¡Era una broma!, una broma monstruosa y disparatada. Evidentemente una de las enfermeras que debía de tener un sentido del humor un tanto macabro se había introducido en la sala de disección, había sacado de allí una pierna y luego se la había metido a él en la cama para gastarle una broma cuando estaba dormido.Esta explicación le tranquilizó mucho, pero considerando que era una broma... lanzó fuera de la cama aquella pierna condenada. Pero (y en este punto perdió ya el tono coloquial y se puso a temblar, se puso pálido) cuando la tiró de la cama, sin expicarse cómo, cayó el también detrás de ella… y ahora la tenía unida al cuerpo. ¡mírela!- chilló, con una expresión de repugnancia- ¿Ha visto usted alguna vez algo tan horrible, tan espantoso?.

El hombre que confundió a su mujer con un sombrero. Oliver Sacks

3 comentarios:

RokCK dijo...

Ah no manches!

Que miedoooooo!

Omar Franco Pérez dijo...

Hola!

Gracias por pasar a mi blog y comentar.
Pues ya es hora de que celebre esa maestría, ¿No le parece?
Pues ya tiene un nuevo seguidor.
Un saludo!

Anónimo dijo...

que negro!

gracias por tu comentario, y sip ya estoy mucho mejor del susto, lo que si es que aun ando con una pinche desconfianza por la calle...